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miércoles, 8 de abril de 2020

COVID - 19

Hace unos años me tocó vivir la influenza. Fue lo más fuerte que me había tocado vivir, hasta el TEC canceló clases y las actividades de la vida cambiaron.

En ese entonces vivía con mis papás y estudiaba. También trabajaba pero nada de responsabilidades de locura. Me creía muy adulta pero aún no lo era del todo.

Recuerdo perfecto que iba a llegar tarde a una clase en la que ya no tenía faltas, y llegar tarde era lo mismo que faltar. Corrí corrí y cuando llegué a la escuela todos estaban afuera camino a su casa. Me contaron que por lo de la influenza se cancelaron las clases. Eso me convino, pero se canceló también mi presentación de baile en Beraka y fue muy triste para mí. Se cancelaron las salidas con mis amigas y mi novio. Todo hasta nuevo aviso. La verdad ya ni me acuerdo, pero todo fue muy rápido. Fue triste y muy fuerte pero bastante lejano. Aproveché para avanzar en lo que tenía atrasado y no sentí que fuera más allá de algo más de lo que pasa en el mundo que está cañón, que pff imagínate....pero nada más. En ese tiempo se murió el papá de una amiga y mataron al papá de otra amiga y la vida me sacudió más por mis amigas que por la influenza.

Hoy que ha llegado a mi país COVID - 19 el temido coronavirus me afecta muy diferente. Hoy sí soy una adulta de verdad, casada con trabajo y una vida de la cual soy responsable en su totalidad.

Hoy llevo semanas sin poder abrazar a mi mamá y la verdad empieza a sacarme lágrimas. Debo confesar que no saludar a todos de beso no me molesta, pero aquellas personas que amo,  me hace falta un abrazo, un beso y ese cariño efusivo que me encanta dar y recibir. 
Hoy mi trabajo está completamente parado, a disposición del tiempo y además resulta que no es para nada primordial y la gente no destinará los pocos centavos que tenga en comprarme una foto.

También estoy dando clases y es muy diferente para mí ahora el cambio. Ser ahora la maestra me permite ver lo importantísimo que es que aprendan a seguir avanzando en el conocimiento. Siento que mi misión es acompañarlos en el camino y fomentar en ellos la capacidad de autosuficiencia. Pero me doy cuenta de que no la fomentamos realmente. Queremos niños responsables que crezcan en adultos autosuficientes, pero, ¿cuándo empieza esa autosuficiencia? Mamás que siguen poniendo las mochilas de sus hijos, que siguen haciendo todo tras ellos, bajo el justificante favorito...está chiquito, es niño, ahorita que juegue, ya le tocará a él. No quiero entrar en tanto detalle pero, ¿por qué enseñamos a los niños que ser responsables y hacer labores es una carga?

El mundo ahora sí que está muy cambiado y no regresaremos a lo que era. Amo el cambio, de hecho no sé vivir estáticamente. Pero este cambio forzado, asusta. Asusta porque veo a mi alrededor gente que no entiende de qué se trata.

Poco antes de esto, el lunes 9 de marzo de 2020 se hizo un llamado al día sin mujeres. En el que se esperaba que los hombres salieran al quite y se sintiera en la sociedad lo que es vivir un día sin nosotras. Ese día mi ahijado de 8 meses tuvo mucha fiebre y ya no bastaba un medicamento y compresas frías, había que llevarlo al doctor urgentemente. Desde que esperaba que me lo dieran estuve marcando al consultorio de costumbre sin obtener respuesta, en cuanto me lo dieron corrí y al llegar me encontré un letrero que decía lo siguiente: "En solidaridad al movimiento, estamos cerrados por el día de hoy. El 9 nadie se mueve". Mi doctor es un hombre, que además en otras ocasiones me ha dado atención sin que las mujeres de ahí estén. Me di cuenta de que no entendió de qué se trataba. No era cerrarlo todo nada más porque sí. Y la solidaridad con las mujeres debía haber sido el responder sin ellas y cubrirlas en sus puestos de trabajo. El gobierno mandó un comunicado indicando a las escuelas cerrar ese día. ¿Porqué? si el objetivo era SÓLO mujeres. En mi escuela se llegaron a acuerdos importantísimos para dar solución y me pareció un ejercicio maravilloso. Nos quitaron la posibilidad de llevar a cabo ese ejercicio con nuestros niños y me apreció nefasto.

Así como un "simple" llamado en protesta no es bien comprendido, un importantísimo llamado a la solidaridad y la prudencia no está siendo escuchado en este momento. La gente sigue saliendo a la calle, los niños y los ancianos siguen compartiendo y hay hijos que no dimensionan el cuidado que deben darle a sus padres. Me dan ganas de decirles, oye, cuando se ponga gravísimo y sepas que es tu responsabilidad por no tenerle las consideraciones adecuadas, ¿cómo te vas a sentir? ¿qué le vas a decir? ¿cómo podrás vivir contigo? Yo por eso no he visto a mi mamá ni a mi suegra ni a mi abuela ni a nadie. Uso cubrebocas y sanitizante en todo lo que toco, antes y después de hacerlo.

Yo veo esto como un llamado del universo para ponernos a todos en la misma sintonía, nos polariza entre los que sí entienden el mensaje y los que no. Entre los que no se atreven a ser "exagerados" y los que no queremos lamentarnos después.

Uno de los mejores memes que he visto dice:

"Se nos ha dado la oportunidad de salvar al mundo viendo tele desde casa, no lo echemos a perder"

... y lo más ridículo es que no lo estamos aprovechando.