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miércoles, 30 de diciembre de 2020

Lo que NO me dio el 2020

 El 31 está tan cerca que el 2021 empieza a temer no cumplir las expectativas que el mundo tiene sobre él.

Todos ven en el fin de este año el cierre de la sacudida más horrible que han sufrido.

Para mí, llegar al 31 es llegar al día que más temía. Es llegar al fin de un año más sí, pero un año más que se va sin dejarme eso que más anhela mi corazón. Casi como si la sacudida más bien empezara.

He aprendido mucho, sigo creciendo a paso acelerado y me encanta mi vida. Amo cada detalle, sé que Dios me ama y hasta creo que soy su hija favorita... hasta que me topo con un NO que representa otros "no" y me apaga el alma un poquito cada mes más.

Si Dios me está poniendo a prueba estoy reprobando horrible, porque no puedo dejar de reclamarle. No puedo dejar de sentir este vacío que nada podrá llenar jamás, no hasta que existas en este plano terrenal y me llames por el nombre que más deseo en la vida: mamá.

Ojalá que todos los miedos, dolores y errores se fueran con el fin del año, pero la verdad es que es un cambio como el de la noche a la mañana, el de un día al otro o el de la tarde a la noche. Cambia, pero nada diferente a las oportunidades de cambio que tenemos los 365 días del año, las 24 horas de cada día. 

Sí voy a contar el 2020 a mis años, voy a contar que fue un año increíble en el que yo puedo decir tengo trabajo cuando otros lo han perdido, puedo decir que mi familia está entera y sana, puedo decir que hay un horizonte de luz en mi futuro y puedo decir que si lloré, fue por empatía con otros, o por un dolor profundo que nada tiene que ver con la pandemia.

La verdad me da mucho horror pensar en tener un bebé este año, sin festejos acordes e ir al hospital con miedo más que con ilusión. Así que tal vez, como soy la hija favorita de Dios, me está dejando pasar como fénix por este año. Tal vez llegarás ya el próximo mes, y si no es así tal vez el siguiente sí ... y así pensaré hasta que el último rayito de luz quede en mi alma. Simplemente no hay lugar dentro de mi ser para un jamás. 

Querido 2020, estás loco y no acabo de entender quiénes ni porqué se nos van así, de esta forma. No acabo de entender porqué dejarnos sin abrazos, con lo curativos que son! Porqué volver imprudente un festejo en familia o porqué cambiar la balanza como lo has hecho. Pero gracias por traer a mi vida luz, paz y mucho amor. Gracias por elegirme dentro de las bendecidas almas de esta Tierra. Gracias por dejarme ver el dolor de lejos. Te acabas, pero todo lo que eres quedará en nosotros y en tantas generaciones que ni si quiera puedo dimensionar tu impacto. 

Cuando le hable de ti a mis hijos, a mis sobrinos y a mis alumnos del futuro; les diré que me tocó tu mejor versión y que aprendí a vender kleenex mientras todos lloraban.